Txt About Acerca de Juan Balaguer

I care about you

Text by Eduardo Stupia, curator of the exhibition "I care about you".
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Me importas tú

Fragmento del texto curatorial escrito por Eduardo Stupía para la muestra Me importas tú, publicado en el catálogo de la exposición
“Me importas tú”, anuncian, y habrá que creerles. La cita de la conocida canción es más una incipiente declaración de principios que una ironía; la confesa devoción por la pintura que necesitan hacer explícita de movida, como si no les bastara suponer que ese apego ya estaría razonablemente garantizado no sólo por la entidad misma de sus cuadros, sino porque es lógico presumir que todo aquél que pinta ama la pintura. Pero no; de algún modo se sienten monjes aislados, protagonistas públicos con alma de ermitaños, rodeados por epifenómenos locales y políticas de época que vieron a la pintura lejos del centro de la escena, y más allá de la constatación de que ella ahora, una vez más, parece haber vuelto revitalizada, restaurada y sorprendentemente al cobijo de tendencias y variables ideológicas que la multiplicidad contemporánea se permite en cuanto a formatos, prácticas, tecnologías y fenómenos, y que no son sino las mismas que antes decidían relegarla..Y aunque lo saben, ellos, humildemente recelosos, desconfían como fanáticos que pintan como única posibilidad y único reaseguro de que la pintura vive no sólo porque se pinte sino en tanto se crea en ella, como si pintar y creer en la pintura fueran dos instancias no siempre coincidentes.
 
Por otra parte, esa creencia encarna en ellos allí donde la claridad expositiva es capital, donde la visibilidad es sinónimo de legibilidad, y en ese sentido quieren que ese “me importas tu” también aluda al establecimiento de un vínculo nítido de la pieza con el espectador, sin reducir la imprescindible incógnita y elusividad artísticas a una digerible sociología comunicacional, pero con indicios suficientes como para estimular la autonomía perceptiva de quien mira, hoy un tanto anestesiada por la epifanía de recursos colaterales que completan discurso y sentidos “fuera de” la obra. Nada de eso; aquí se trata de que cada pieza sea su propio texto.

Asimismo, otro tercero incluido en ese “tu” podría tratarse de la sociedad, de “su” sociedad, no tanto como platea tácita sobre la cual proyectar reproches o denuncias sino como factor crítico; los cinco la interrogan interrogándose a sí mismos, escrutando escenarios, farsas y dramas, verdades y mentiras,  mientras revisan su auténtico origen, afirmándose en las conflictivas circunstancias que los formaron como pintores, para ensayar un marcado eclecticismo. A la vez, los rasgos constitutivos de sus pinturas quizás lleven a adscribirlos al hiperrealismo, y eventualmente al llamado superrealismo sesgado con resonancias de la Nueva Objetividad, aunque no hay aquí una rutina de estilos ya probados, sino la recuperación de géneros como escuelas clásicas, ante lo cual ellos pasarían a ser una suerte de neoclásicos hard edge, fríos, tomando la carga histórica como una herramienta más, aprovechando productivamente la retórica tensa y todavía vigorosa de una fase hipercrítica en la historia del arte más reciente del ultimo siglo.

Con la vehemencia colorística de una paleta tan saturada como precisa, Juan Balaguer elabora una inclemente galería de íconos sagrados de la opulencia culinaria, gastronómica, sobreexpuestos en su evidencia tan verosímil como desolada, desnudados en el delgado filo que une tentación con repugnancia. Su voluntad de examinar la absurda fascinación inmediata que imponen los rituales visuales de la comida, o de revelar las formas físicas de abrumadora materialidad que adquiere el tránsito del plato servido a la desangelada sobremesa del plato consumido, se apoya en una minuciosidad casi molecular para detallar lo crudo y lo cocido, las verduras transpirando aceite, las atmósferas maceradas y voluptuosas. Todo es intolerablemente visible en la poética de Balaguer, que hunde al espectador en un corte que reverbera más bien como una herida, evocada en la vibración constructiva del color exacto, en el crepitar casi sobrenatural de los reflejos sobre la carne quirúrgica, que embriaga y sofoca en la ampliación forzada e induce a percibirla como ajena a cualquier posible identificación degustativa.